COMUNICADO EDITORIAL

Respecto a nuestra decisión de trabajar con obras derivadas.

No se trata de una decisión a la ligera, ni del espítitu de unos chiquillos. ¿Cómo debe producirse el acceso a la cultura? ¿En manos de unos o de otros? No todo vale, pero tampoco disponemos de todo el tiempo existencial.

 

A este paso (y con total agradecimiento a los excelentes profesionales traductores que nos han alegrado la vida literaria en los últimos años) muchos vamos a fallecer (por avanzada edad y no por ansiedad literaria) sin poder acercarnos a las verdaderas sagas islandesas, donde aún quedan muchas a las que poder acceder, tanto en traducción al castellano como en catálogo. Después de esperar muchos años, el motivo desde luego no es económico sino de respeto hacia aquellos lectores que más que interesados por una estricta literatura islandesa, si lo están en la historia y leyenda que las propició. De todo ello avisamos en nuestras ediciones y no se pretende conseguir ningún mérito, más allá del que pudiera suscitar una sonrisa en aquel lector que ha conseguido leer algo inalcanzable hasta el momento o tener ese libro que lleva tanto tiempo buscando sin resultado. Al margen se han consultado fuentes originales y especialistas, al igual que numerosos viajes de documentación, e igualmente en algún caso se han respetado los usos narrativos propios del género literario, En definitiva, más que un trabajo académico, se trata de un resultado para aquellos que desgraciadamente no pueden leer en otras lenguas o ni siquiera saben cómo conseguirlas... y si las verdaderas traducciones desde el islandés también están desapareciendo (terrible error por parte de las editoriales) cada vez tendremos menos y nuestra misión será un poco rescatarlas como bien podamos. Además se da la circunstancia de que nuestras obras repetan la narración mucho más que documentales y películas escandinavas sobre sagas islandesas, las cuales muchas, no respetan ni la historia.

 

En ocasiones será preferible trabajar con un buen traductor en una lengua no originaria, que con un mal traductor en lengua original o no limitándose a la traducción sino a los propios valores profesionales. Se están haciendo muy buenos trabajos, de muy buenos traductores en lenguas originales y de excelentes editoriales y a ellos les agradecemos su esfuerzo. El problema es el plazo en la oferta. Lamentablemente se tarda mucho menos en leer un libro que en traducirlo y de ahí que el reloj nunca alcance las doce. Se hacen muchas cosas, pero otras desaparecen. No se crece y se entra en un círculo vicioso incompresible si hay medios y ganas para remediarlo.

 

Haciendo un símil también en la propia tradición oral original de las sagas islandesas se relataban varias versiones y aún así eran respetuosas con el islandés. Creemos haber conseguido un buen resultado, con estudio, con profesionales especializados en literatura medieval, y desde luego con respeto tanto a especialistas en la materia como a los que no lo son. Además aportamos documentación (hoy más fácil de conseguir o visitar) que las propias ediciones anteriores hoy descatalogadas. Desde luego esperamos no ofender a ningún profesional, ni a ningún idioma, literatura o país.

 

Los objetivos de nuestra editorial son 3: 1. Publicar obras descatalogadas mediante reimpresión, adquisición de derechos o nueva traducción, 2. Publicar obras inéditas en castellano y 3. Publicar obras creativas y originales en nuestra lengua. En este sentido, tendremos que valernos en unos casos de obras originales y en otros de traducciones ya realizadas en otras lenguas siempre respetando los derechos de autor, por supuesto. Pero traducir de lengua original no es igual a que el resultado sea siempre mejor o nunca comprenda un error, hay que compatibilizarlo con otras características que muchas veces no ocurren y hasta en sagas islandesas podrían ponerse ejemplos de ello.

 

Nos encontramos frente al debate del acceso a la cultura. Hay quienes piensan que solo deben acceder a ella unos pocos, otros piensan que todos. Sin entrar en el debate de si uno u otro modelo es mejor, ambos adolecen de ausencias, nos duele que lectores sin conocimientos en otras lenguas (especialmente escandinavas y aunque en crecimiento solo abastecen a un 1% de la población) o medios para adquirir en catálogo, puedan conocer acerca de las sagas islandesas (no una estricta traducción académica sino poner en conocimiento la historia y leyenda que las propició). ¡Ojalá todos pudieramos ser Unamuno! ¡O Borges! Pero nunca será así y sobretodo nos conformamos con que alguien conoza a Unamuno o Borges. Y con conocerle nos referimos a conocer al extenso de su obra. Creemos que pueden coexistir diferentes traducciones, que no debe existir un monopolio humanístico, de unas lenguas y de otras. Pueden convivir. Las ediciones son distintas (hasta las mismas editoriales tienen ediciones distintas) y sobretodo las documentaciones que aportan sus editores serán totalmente distintas. Habrá editores que les darán un enfoque jurídico, otros cultural, social, histórico o literario y esto también debe valorarse sin ceñirse al estricto de la traducción. Cada edición debe valorarse en su justa medida, trabajos, tiempo y circunstancias. Desde luego, una buena tradicción, si lo es de obra original es lo conveniente. No podemos permitirnos esperar y esperar a ver qué ocurre. El tiempo pasa y los resultados no llegan y hasta es totalmente loable preferir que los resultados no lleguen.

 

Pero desde luego, sin rizamos el rizo, es argumentable que todos juguemos en la misma liga: ni siquiera se debería traducir, NUNCA. De verdad que lo pensamos. La profesión del traductor sería irrespetuosa al estar tergiversando los caracteres y sentidos originales pues nunca se conseguiría un acercamiento 100% a la obra. Ni siquiera se debería leer caracteres mecanografiados y solo únicamente en pluma, y ni siquiera en esta última. No es broma cuando aseguramos que no es lo mismo acceder a la lectura de muchos autores en lengua mecanografiada o medios digitales que en letras de su puño y letra. Solo se debería leer la auténtica obra que está hoy en día en vitrinas y museos y ni siquiera eso, no se debería de tener acceso ni a esas obras. Tampoco deberíamos leer en lengua castellana a ningún escritor o traductor que no tuviera los suficientes conocimientos sobre lingüística y literatura castellana. Entendemos que este rizo no debe rizarse y que la labor de los traductores es tremendamente importante en el acercamiento cultural. La saga islandesa de la época, incluso desde su traducción oral no se concibió para lo mismo que se concibe hoy en día y hasta probablemente distinto a como se concebirá en el futuro. A veces hasta será beneficioso separar academia, sociedad y literatura. Desde luego si abrimos la lata, igual de derivada será la obra que se traduce directamente de la original, que el grupillo de amigos que toca una canción de un grupo sensacional. Cuidado con la lata.

 

El mismo debate ocurre en el cine. Si no lo ves en V.O. ¿estás faltando al respeto?, quizá, pero que tire la primera piedra quien no haya recomendado o disfrutado con una película sin estar en versión original. Muy pocos. El cine se vende y es alabado muchas veces en su traducción. ¿Y qué ocurre si ves la película con subtítulos? Otra opción, pero también pierdes no solo visualización sino múltiples detalles que abordan a diferentes disciplinas artísticas. Entonces, ¿no vemos la película? ¿Esperamos a tener un conocimiento de otras lenguas excelente?

 

¿ Y qué ocurre con el teatro?

Con el teatro es aún más grave, por que los propios actores e incluso directores y regidores, son los verdaderos "traductores" de la obra. ¿La obra debe ser en la misma lengua de origen? Hay brillantes adaptaciones de obras de Shakespeare que no lo son de inglés antiguo como debería ser, el debate da para mucho y no es nuestro objetivo.

 

¿ Y con la música?

Situándonos en un caso al que ojalá algún día pudieramos parecer, creemos que se puede escuchar a Lang Lang interpretando una obra de Mozart.

 

¿ Y la caligrafía?

Más desarrollada en oriente, hasta como arte, no debe perderse a través de la lectura y sin embargo se ha permitido. Lo preferible sería que pudieramos acceder directamente a la pluma del autor, pero la evolución social ha hecho que no sea posible. Se pierde tanta información al no poder acceder a la propia letra del autor, casi comparable al de una mala traducción.

 

Creemos que pueden existir diferentes adaptaciones y maneras de trabajar, y que deben valorarse en su justa medida y desde el respeto.

 

 

En fín, se trata de un debate muy común, e interesante donde cada persona tiene su opinión… hasta hemos comprobado como los propios traductores la tienen distinta. Esperamos de verdad que las obras sean de vuestro agrado, y que por supuesto nadie se sienta ofendido y si todo lo contrario: invitado a colaborar.

 

7 de diciembre de 2013

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